37.- Ruth lo da todo por Paula. ¿Deberían regresar a su pueblo? ¿O aún no?

A Ruth le dio igual la hora que era, estaban a punto de ponerse a cenar, pero ella no podía permitir que su amiga Paula perdiera el conocimiento, no podía permitir que Laura la matase por dentro. Salió corriendo por la puerta, sin dar una sola explicación y cogió la bicicleta de su prima Lucía.
Empezó a pedalear con todas sus fuerzas, y en apenas 3 minutos llegó a casa de Paula, timbró un par de veces, toda acelerada, y la prima de Paula le abrió. Le saludó rápido y le preguntó por Pau, dijo que estaría en su habitación. Subió corriendo. Abrió la puerta de golpe. Y allí estaba, tirada en el suelo.
Se acercó a ella, se echó al suelo, quedando de rodillas a su lado. Le tomó el pulso para ver si aún respiraba.
- Sí, Pau, escúchame. Estoy aquí, lucha contra ella. Esta Laura no es la amiga a la que tanto aprecias, no es quien imaginas. Es otra, diferente. Y no quiere que nosotras seamos felices. Por favor, hazme caso. Yo sé que tú eres mucho más fuerte de lo que te imaginas.
Ruth hablaba sola, porque poco a poco Paula iba perdiendo toda su consciencia. Ruth no lo entendía, ¿era eso lo que quería Laura? ¿Matarla para llevarla con ella a otro mundo? No podía consentirlo.
Ruth empezó a dar puñetazos en el suelo, le estaba agarrando la muñeca y notaba como el pulso iba disminuyendo. Ruth estaba llena de rabia. Sin saber qué hacer.
Empezó a sonar su móvil. Y el de Paula. ¿Coincidencia? Lo cogió, era un SMS: " Voy a ganar el juego porque vosotras no supisteis ganarlo. "
Ruth se quedó paralizada, ¿cómo que no? Si Ruth había parado de jugar con Ángel.
Se acercó a la mesilla de la habitación y vio el móvil de Pau, también había recibido un SMS, pero no ponía lo mismo: "Gané. GAME OVER"

A Ruth se le escaparon lágrimas, porque era cierto, el pulso de Paula había cesado, no respiraba. Se quedó de piedra. No podía estarle pasando eso. Y de nuevo empezó a hablarle, imaginando que ya no había forma de que le escuchara...
- No me hagas esto Pau. No, por favor. Te pedí que luchases, no sólo por ti. No puedes irte ahora. Tenemos que ganar. Tienes que estar conmigo, joder. Que no puedo entender nada si tú desapareces así.
Ruth empezaba a ponerse paranoica. Veía a Paula ahí, tirada y ya no sabía qué hacer. Entonces la abrazó, llorando. Puso la cabeza encima de su pecho, y las lágrimas que le recorrían la cara terminaban llegando a la piel de Paula. Fue ahí cuando de nuevo escuchó los latidos del corazón y Ruth comenzó a sonreír.
- Sabía que eras fuerte.
Le dio un beso. E hizo lo mismo que le había hech a Mónica, empezó a abofetearla despacio para que reaccionase. Y no tardó en abrir los ojos. Pero lo extraño es que no había visto a Laura salir de su cuerpo...
Una vez Paula volvía a estar consciente se incorporó y abrazó a Ruth.
- Loqui, pensé que me iba al otro mundo. Pensé que no volvía, estaba luchando, te estaba escuchando. Pero hubo un momento que ella fue más fuerte que yo. Cuando tus lágrimas cayeron sobre mi pecho ella desapareció de mi camino y pude volver. Me has salvado la vida.
- Pensé que te perdía y ya no sabía qué hacer... Menos mal que has ganado. Porque mira...
Ruth le enseñó los SMS. Las dos tenían la misma cara, no entendían nada. Paula se fijó en un pequeño detalle, que ambos móviles no tenían cobertura, detalle que se le había escapado a Ruth...
- Pues vaya, ahora que estás bien debería avisar a los demás. A ver si me vuelve la cobertura... Porque me fui sin dar explicaciones...
- Qué loca, sólo por mí. Te debo la vida, literalmente.
- Calla, qué susto... Deberíamos volver a La Guardia. Esto ya no me gusta si sigue así. Estoy de vacaciones no de sustos y movidas así...
- No, no. Tenemos que aprovechar las vacaciones al máximo...Y más ahora, que parece que todo está mejor... Después de lo de ahora. Por cierto, podrías quedarte hoy aquí... No me gustaría quedarme sola, y a mi prima seguro que no le importa...
- Bueno, supongo que sí. Ahora llamo y pregunto... Pero tengo que cenar.
- Cenas aquí, eso está claro.
Ruth llamó a su madre primero, le dijo que habían pasado unos problemillas en casa de Pau, y le pidió permiso para quedarse a dormir allí. La madre la dejó aunque no muy convencida. De paso le dijo que le pasase a unas de las chicas a la que más cerca tuviera. La madre le pasó el móvil a Lucía.
- Prima, ¿qué ha pasado? Nos has asustado, te hemos llamado y el móvil no daba señal... ¿Dónde estás? No vuelvas a hacernos esto...
Mientras Lucía hablaba le hacía señales a los demás que subieran con ella a la habitación. Una vez arriba puso los manos libres.
- A ver, relaja. ¿Va? Que tengo las explicaciones a mi lado...
- Pues empieza, porque nos diste un buen susto.
- Estoy con Pau. Casi muere, casi se muere a mi lado...
- ¿Qué? - Dijo Brais, sorprendido.
- A ver, tranquilas y tranquilo, que ya está todo bien... Por suerte.
- Pero...
- Shhh... Me vine corriendo por el tema de la llamada que me hiciera ella antes, y cuando llegué la encontré inconsciente en el suelo. Tardó un buen rato en volver en sí, pero ahora ya está bien.
- ¿En serio? ¿Y a qué esperas para volverte a casa?
- Lo siento, hoy me quedo con ella. Como comprendereis me necesita más aquí, que está ella sola, por así decirlo...
- Ya, es verdad. Pues mañana en cuanto desperteis os venís...
Las chicas a pesar de todo estaban muy preocupadas...
- Sí, a ver chicas, estad tranquilas. Creo que todo esto se ha terminado. Necesitamos un día de relax otra vez. De graffiteo, de skate... O incluso de compras o piscina.
- Cierto... Pues mañana toca todo. Venid temprano si despertais.
- Vale, hecho. Chao, descansad bien, no me echeis de menos.
- Chao. Lo haremos igual. - Se echaron todas a reír.
Colgaron el teléfono. Y Ruth ya se sentía tranquila.
Bajaron a cenar. La prima de Pau no dijo nada, todo lo contrario, estaba contenta de tener compañía con ellas.
Al terminar subieron a la habitación y Pau le dejó un pijama. Estuvieron echándose unas risas en cama. Pero antes de quedarse dormidas vieron reflejada en los cristales de la ventana una figura, una cara. De nuevo. Laura.
 O lo que quedaba de ella...
Se estremecieron. Pau agarró a Ruth y Ruth a Pau. Estaban ambas temblando.
Laura se les acercaba.
Pero a medida que se acercaba se desvanecía en la oscuridad.
Y antes de que desapareciera por completo susurró:
"Habeis sabido ser fuertes, esas son mis chicas. Gracias por haberme salvado a mí y a vosotras."
 No entendieron muy bien el porqué de esas palabras, pero con el susto y todo lo sucedido en ese día no rendían más y se quedaron completamente dormidas. Las dos juntas, abrazadas.