Ruth se levanta mañana tras mañana con una sonrisa en
su cara, sin saber que le depara cada día, sin preocuparse por nada. Sin pensar
que el día que menos se lo espera, alguien muy especial reaparecerá en su vida.
Mientras, ella, se dedica a estudiar, a darlo todo para poder aprobar. Y en sus
momentos libres, la pasa con sus amigas y amigos, de fiesta por ahí,
disfrutando cada sábado noche, jugando con los tíos cada semana. Pasando del
amor. Porque ella, de tanto que sufrió, se prometió no fijarse en ninguno para
caer enamorada. Se juró ser como ellos, y hacerles lo mismo. No caer en la
trampa de ninguno. Pero sin que ella se dé cuenta, caerá, y cuando se dé
cuenta, será muy tarde.
Pasan los días, los
exámenes aumentan. Ruth se agobia, necesita más tiempo para relajarse. E
incluso, necesita tiempo para estar ella sola y pensar.
A pesar de todo, y
de los problemas que tiene Ruth con su familia, y los pequeños piques que tiene
con sus amigos. Ruth aprueba todo con matrícula. Ruth se siente orgullosa,
porque estaba en los finales y sabía que le esperaba un verano de lujo. Un
verano de fiesta tras fiesta, de locura tras locura, de tardes de playa, de
fumeteo, de noches mezcladas con alcohol. Le esperaba lo mejor.
Y sobre todo, le
esperaba un verano de ligoteo, y de no enamorarse.
Ya estaba en la
última semana, sólo le quedaban dos exámenes, y el fin de semana lo tendría
libre. Y prometía, porque ya tenía una fiesta, una fiesta de cumpleaños, su
mejor amiga hacía 17 años, y había que celebrarlo a lo grande. Pero Ruth, no pensaba
en eso, Ruth estaba demasiado centrada en los exámenes, que casi se descuida de
todo. De tan apartada que estaba, no pasó ni un instante con sus amigas esa
semana.
*Sonó el timbre de
última hora, fin del examen*
- ¡Por fin! Soy
libre. Se acabó. Toca disfrutar del verano. *Gritó Ruth saliendo por la puerta
del instituto.*
Ruth, en su mundo,
pensando en cómo organizar todo su verano, no escuchaba a nadie. Ruth no
parecía ella. Cuando de repente, chocó con un chico, un chico que le resultaba
familiar. Pero no se paró, siguió su camino, estaba a punto de perder el bus, y
de no ver a sus amigas. Era viernes, y empezó a acordarse de que las
necesitaba, y de que al día siguiente estaba Ana de cumple. Entonces corrió,
subió al bus, buscó a sus amigas y fue a junto ellas. Se sentó con Ana, y le
empezó a hablar más que nunca. Ana, es su mejor amiga, Ana es como su hermana,
se conocen desde pequeñitas, pero hasta que no entraron las dos en el instituto,
no empezaron a salir juntas.
- Aniiita, ¿sabes
que mañana va ser la bomba? ¿Que va ser mortal? ¿Que vas a disfrutar como
nunca? ¿Que mi regalo va ser genial? Ay Ana, que te me haces mayor, enana.
+ Shhh, ya lo sé. Y
la que va tener una gran sorpresa serás tú. Que andas en tu mundo, y no sabes
nada de mi fiesta aún...
- Lo sé enana. Es
que con los exámenes, me he apartado de todas, especialmente de ti, y quería
pediros perdón a todas, y primero a ti ya. Pero..., ¿por qué dices que me
llevaré una sorpresa? Aquí sólo tú tienes que llevar sorpresas. *Y le dio un
besazo en toda la frente*
+ Ay, Ruth, sabes
que no tienes que pedir perdón. Sabemos que tienes que aprobar. Y no pasa nada.
Ya verás. Tú gírate y mira con quien está Carla...
Ruth se gira, a lo
descarado, sin una pizca de disimulo. Y se queda viendo fijamente para el chico
con el que iba Carla sentada. Y susurra Ese chico..._ Se queda pensativa.
Era el chico con el
que había chocado antes, el chico que le resultaba familiar, pero que no
conseguía reconocer quien era... Ana le estaba hablando, pero ella no la escuchaba,
hasta que Ana le dio una colleja y le sigue hablando:
+ Ruth, idiota. ¿Me
quieres atender?
- Sí... Dime.
+ Pues eso, que ese
chico es amigo de Carla y va a venir a mi cumple. Es guapo, ¿eh?
- Sí... *Ruth
seguía intentando saber de que lo conocía...*
+Ruth, ¿te pasa
algo? No te enamores de él, eh. Que es un capullo... Me han contando que anda
con todas. Que ha dejado embarazada a más de una. Y que anda en las drogas.
Pero bueno, sabe ser buen amigo...
Ruth seguía en su
mundo. No contestaba. Y Ana, le seguía hablando. Le daba pataditas, y codazos.
Pero no hacía caso. Estaba llegando al final del trayecto. Y como todos los
viernes, después de clase, se iban todas al centro, a tomarse unos refrescos y
sacar fotos.
**********Frenó el
bus de repente***********
Fue ahí cuando Ruth
volvió al mundo. Se comió todo el asiento del que iba delante. Empezó a sangrar
por la nariz, y todos empezaron a bajar del autobús. El amigo que venía con
Carla, sacó un pañuelo del bolsillo y se lo dio a Ruth. El golpe la había dejado
más en su mundo.
Iban hacia el
centro, todas hablando y Ruth, se quedaba atrás. Hasta que Carla fue a su lado,
la cogió de la mano y le dijo:
- Ruth, ¿quieres
atenderme? Llevas pasando de todas desde que subiste al bus. Y te tengo que
presentar a mi primo.
- Pero, ¿no es tu
amigo?, me dijo Ana que es amigo tuyo.
- Sí, pero antes
que amigo, es primo... Ven, anda. Que no sé qué te pasa.
- Vale...
- Adri, ¡ven aquí!
Que ya está disponible la niña. Ya os puedo presentar. *Le gritó*
- ¡Vooooy! Dijo
Adri, acercándose.
- Tú eres tonta,
¡cómo gritas eso! Va parecer que no quería conocerlo...
- Shh... *Llegaba
Adri* A ver, Adri, esta es Ruth. Ruth, Adri. Adri, Ruth.
Se dieron los tres
besos. Y entonces a Ruth se le acordó de que lo conocía. Y empezaron los dos la
misma frase
- Yo a ti te
conozco....
- Sí, de hace
años...
Ana venía corriendo
y los interrumpió.
-A ver trío, que os
quedáis atrás, hay que organizar lo que queda para la fiesta de mañana. Que
para eso estoy de cumple y tengo que saber cómo va ser. Ahora que ya conocemos
todo al primo de Carla, habrá que ponerlo al día y a Ruth, que estuvo dándolo
todo en el estudio...
- Eres idiota.
Estábamos hablando, ¡joder! Pero venga
vamos. Y tú te quedas sin saber cómo va ser tu fiesta, asique, shhh...
Ruth se había
cabreado, ese día no le estaba saliendo muy bien. Pero todo cambió cuando giró
su mirada hacia Adri, y él le guiñó un ojo y le dijo al oído: Tranquila, tendremos
mucho tiempo para recordar y conocernos bien.
Fue en ese
instante, cuando Ruth, se derritió. Cuando se accionó algo en su interior. Sin
ella saber lo que le iba pasar...
Llegan al centro. Y
Ruth empieza a hacer de las suyas, abre su mochila, y saca sus sprays. A Ruth
le encantaba el graffitti, y cuando necesita relajarse o sacar afuera todo lo
que siente, lo expresa en las paredes. Ruth estaba tan metida en su trabajo,
que no se dio cuenta de que Adri la observaba desde lejos, y se iba acercando.
Cuando terminó, se giró, y lo vio justo detrás de ella. Ella se asustó y se
inclinó hacia atrás. Casi se cae, cuando él la agarra por la cintura para que
siga en pie.
- Gracias. Le dijo
ella. -De nada, te ha quedado perfecto. Me encanta.
- Que va, los he
hecho mejores. Pero me alegra que te guste.
Ella ya estaba
feliz, le encanta que le digan cosas bonitas sobre sus graffitti.
Se sentaron al pie
de la muro, y Adri cogió el spray e hizo un pequeño dibujo y una firma, en la
que puso sus nombres. Ella le sonrío, y le dijo que no lo hace nada mal. Él
también le sonrío. Se pusieron a hablar, los dos solos. A recordar de que se
conocían.
Porque resultaba
que hacía años, sus padres coincidieron en una fiesta, y ellos se conocieran
siendo muy pequeños. Pero después no supieron nada más el uno del otro hasta
ese día.
Era cosa del
destino. O quizás era cosa del amor. Porque a Ruth desde el primer día le había
gustado... Pero ella, seguía manteniendo su promesa de ese año, no enamorarse
de nadie. Y menos de un cabrón, como le dijeron que era él.
Se hizo de noche,
las amigas se despidieron. Quedaron para el día siguiente, todas menos Ana, que
tenía que quedarse sola, ya que iban a prepararle la fiesta sorpresa.
Esa noche, Ruth no
dejaba de pensar en Adri, y en lo curioso que fue volver a encontrarse. No
paraba de pensar en que el día siguiente algo iba pasar. Pero también, no
paraba de pensar en que necesitaba dinero para poder comprarle un buen regalo a
su amiga, y para poder liarla esa noche. Necesitaba comprar regalos, bebida y
mucho más. Pero por suerte, tenía ahorrado bastante.Ruth, de tan
cansada que estaba, ese día, ni cenó, ni habló con su familia. Llegó a cada, se
metió en la ducha, y al terminar, se tiró en cama. Pensó y pensó. Y entre tanto
pensamiento se quedó dormida..
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