Sigue la novela.

~Adri, Ruth y Ángel~

Tres pequeñas piezas de un círculo amoroso que nos llevan a su mundo. Que desencadenan una larga historia de amor. Amores prohibidos, amores equivocados, amores reales. Tanta lucha, tanto amor, tantos sentimientos. El orgullo, la distancia, los celos, las mentiras... Harán que Ruth pierda su cabeza, y no sepa que hacer con su vida amorosa. Echa un lío, no sabrá que hacer y acabará tomando decisiones equivocadas.#

martes, 20 de noviembre de 2012

19.- Lo mejor nunca termina en Barcelona.

Era domingo, no los habían pillado. Las 11 y aquello ya estaba lleno de gente. Ya podían salir de su pequeño escondite. Ahora ya estaban a salvo. Entre tanta multitud no había peligro. Ahora tocaba disfrutar de ese enorme parque de atracciones y de el parque acuático otra vez.
Sus caras eran peores que el día anterior. Tenían unas ojeras tremendas, se notaba que no habían dormido nada. Pero aún así, las ganas de seguir de fiesta eran enormes. Estaban allí, era enorme. Todo gratis, mejor imposible. Tocaba montar en cada atracción con la que se escontrasen.
Así fue. Y repetirían en alguna que otra. Era un subidón de adrenalina cada vez que montaban en el Huracán Cóndor, ese que subía a muchísimos metros de altura y bajaba a alta velocidad en poquísimos segundos. Y en el Dragon Khan, esa enorme montaña rusa, que aún les hacía subir el alcohol a la cabeza de nuevo.
Gritaban como locos cada vez que iban a cualquiera atracción. Y no de miedo, sino de pura emoción y alegría.
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 De tanta felicidad y de tan bien que lo estaban pasando, las horas parecían minutos, se les pasó el tiempo volando. Sin darse cuenta ya eran las 2 de la tarde, y hoy sí que tenían algo de hambre a pesar de aún tener el sabor del vodka en la boca. Fueron a uno de los muchos establecimientos de comida que había, se decantaron por el lugar donde preparaban unas ricas burguers. Llegaron, pidieron una cada una, con unas patatillas y una Coca Cola cada uno, para terminar rápido. Y seguir disfrutando de todas las atracciones. Hasta las 8 tenían tiempo.
Estuvieron casi media hora esperando por la comida, debido a la cola de gente que había allí. Pero les dio igual, la verdad es que no les faltaban muchas atracciones en las que montar, las mejores ya las habían probado. Estaban sentados en una mesa al fondo, al lado de la salida, y el ambiente era bueno. Estuvieron hablando, de que aquello estaba repleto de gente de todas las partes. Y que la música en ese local los estaba motivando. Por fin les trajeron la comida a la mesa, y comieron rápido. Las hamburguesas eran pequeñas, y la ración de patatas daba que desear. Quedaron con hambre, pero daba igual. A la noche cenarían mucho mejor en casa.
- Vaya... Primos, ahora que me acuerdo, ¿avisasteis a nuestros padres de lo que teníais planeado para hoy? Porque se supone que deberíamos estar en casa, ¿o no? Es que yo dejé el móvil en casa, por eso de venir con vestido.
- Y nosotras. Dijeron las demás. Nadie había salido con bolso.
- Buah, mierda. Dijo Ángel.
- Joder, es cierto prima, gracias por recordarlo. Contestó Brais.
- Ves, menos mal que estoy yo para recordarlo. Deben estar algo preocupados...
- Ya, pero ahora mismo los llamo y les digo...
- No hace falta, ¿no te acuerdas que ayer ya le habíamos comentado que posiblemente no llegariamos hasta llegada la noche, para cenar?
- Ah, es verdad. Pero así los dejamos más tranquilos si le hacemos una llamada.
- Ya, yo a mis padres les dije que quedaba en vuestra casa, asique, voy a llamar y decirles que me vuelvo a la hora de la cena, como de costumbre. Dijo Ángel.
- Pues ya sabeis, llamad, avisad y venga. Que tenemos que seguir divirtiéndonos. Les dijo Ruth.
- Mierda, yo no tengo batería suficiente. Se me apaga el móvil... Comentó Ángel.
- A ver, espero que yo tenga batería suficiente... Porque si estas locas no tienen los móviles...
Las chicas pusieron cara de asombro, a pesar de que Brais y Luci le hubiesen comentado aquello a los padres, no era nada seguro, y posiblemente estarían preocupados o ya hubieran intentado ponerse antes en contacto con ellos...
- Buf, un 10% de batería chicas. Con suerte no se me apaga el móvil. Voy a llamar. *Piiiii, piiii* Mierda, aquí no me coge nadie, ¿dónde estarán metidos? La verdad es que como se enteren de que nos colamos aquí aún nos echan la bronca...
- Bueno Brais, no creo que nuestros padres vengan aquí. Le dijo la hermana.
- Tío, déjame avisar a mis padres por lo menos.
- Vale. Le dijo Brais a Ángel.
Él llamó, al segundo toque ya le había cogido la madre, le dijo que estaba con los demás, aún liándola por ahí de fiesta, que ya habían comido, y que no lo esperasen hasta la noche. Colgó rápido. La batería aún seguía por el 7%.
Fueron a dar otra vuelta por allí, subieron de nuevo en alguna atracción. Repitieron un montón de veces en el Huracán Cóndor, ya que en ese momento no había mucha cola, y tenían que aprovechar.
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Así entre risas ya iban a ser las 5, y el móvil de Brais empezó a sonar. Eran los padres.
- ¿Si?
- Hijo, que nos teneis un poquito preocupados, hemos llamado a tu hermana y tus primos han llamado a Ruth y no nos contestan. ¿Ha pasado algo? ¿Cuándo volveis? ¿Estais bien? ¿Dónde estais?
- Mamá, tranquilízate, ¡eh! Estamos todos muy bien, mejor que nunca. Seguimos de fiesta, y las chicas tienen los móviles en casa, ¿quieres hablar con ellas? Y volvemos sobre las 8 o 9. ¿Vale?
- Ah, está bien. No no es necesario, es que ya nos habiais preocupado. Pero ahora lo entiendo todo. Bueno, nosotros vamos a salir, a lo mejor aún llegais antes que nosotros, ¿teneis las llaves?
- Sí mamá. Nos vemos entonces. Un beso.
- Vale, chao Brais. Besitos. Pasadlo bien, y no hagais muchas locuras, no vaya ser que os pase algo.
- Que sí mamá, ¿no nos conoces? Sabes que somos los mejores, y no hacemos nunca nada malo.
Al escuchar eso todos se empezaron a reir y la madre los escuchó.
- Claro que sí Brais, te creo. Os quiero.
- Vale, chao.
Todos volvieron a reirse, sabían lo que estaban pensando. Las locuras ya las habían hecho. Ahora estaban disfrutando de las consecuencias. Y aun le quedaban 3 horas.Y ya que habían ido a todas las atracciones decidieron volver al parque acuático donde habían pasado la noche, ya que sólo habían estado en aquella piscina. Pero hubo un problema, que para entrar allí necesitaban enseñar el resguardo de la entrada, ya que se pagaba a parte... Ahí empezaron los problemas. Los empleados empezaron a desconfiar, pero por suerte a Ruth se le ocurrió una buena excusa.
- Ui, es cierto, que hoy sólo veniamos a las atracciones, que ni hemos traido los bikinis. Ha sido fallo nuestro, y ni nos acordábamos de que había que pagar a parte...
Entonces los empleados se echaron a reir, uno ya parecía algo madurito, sobre 30 años o así, pero el otro era más jovencito, les había gustado a las chicas, aparentaba 20, como mucho, no más. Fue él quien le contestó a Ruth, ya que su compañero le dijo que iba a seguir a lo suyo.
- Pues vaya cabecita loca que teneis los jóvenes de hoy en día. Al decirles eso se echó a reir.
- Ya ves, pero tú muy adulto no pareces, eh. Le dijo Ruth guiñándole un ojo.
- Pues sí, eh. -Le echó una sonrisa- Es que era para ver que decías chica.
- Eh, eh, de chica nada, me llamo Ruth, encantada.-Le dio los 2 besos toda feliz de conocer a alguien tan simpático y siendo un empleado de allí.-
- Pues vaya, que sociable eres Ruth. Yo me llamo Rubén. Y bueno, ahora no debería seguir con la charla, porque estoy con trabajo.
- Eso Ruth, sólo sabes ligar niña. Deja para las demás. Le decía Ana, que también le había gustado.
Y a Lucía también, se lo había notado en su mirada.
- Ya, ya. Era para ver si con un poquito de suerte nos hacía un regalito este chico tan genial.
Le seguía haciendo la pelota, justamente llegando por allí el otro empleado. Ese día había muchísima gente, y entonces antes de que Rubén contestase el otro les dijo:
- Bueno, parece ser que sois muy amables, y que vais a volver otro día pagando, es cierto, ¿no?
Todos asintieron como locos.
- Pues entonces, hoy os hacemos un pequeño regalo. Con esa coindición, que volvais, y que algún día hagais que mi hijo salga de fiesta, que es un aburrido, y apenas sale, y viendo vuestra actitud y tal, y que os habeis llevado bien, pues...
- Pues claro que sí, así que es su hijo. Pues vaya, le echaba yo a usted 30 años más o menos y a él 20...
- Oh, pero que bien me conservo.
Tanto el padre como el hijo eran muy buena gente, o por lo menos lo parecía, muy sociables y simpáticos, quien diría que al final entrarían gratis y se harían amigos de los empleados.
- Papá, deja de alagarte, eh. Venga, que los chavales deben tener ganas de entrar, y no debemos pararnos tanto a hablar.
- Hijo que más da, somos los que llevamos esto, nadie nos va despedir.
Todos se habían quedado con cara de asombro, con un poco de suerte más adelante, ya eran enchufados.
Ruth los interrumpió. - Vaya, asique sois los que llevan el parque acuático, que magnífico personal. Pues a lo que iba, que por supuesto puede venirse con nosotros cuando quiera, mientras estemos aquí, que nosotros somos de Galicia... Pero claro, tiene razón Rubén, que mejor hablar más tarde, y si ahora nos deja disfrutar, será mejor. Sonrió.
- Sin problema. Pasad, y habeis dicho que estais sin bikinis ni nada, venid por aquí, que siempre tenemos alguno de gente que se le queda en los baños... Les dijo el padre de Rubén.
- Es verdad... Que amable. ¿Le puedo hacer una pregunta entonces? ¿Cuántos años tiene?
- A ver,  mira, mi hijo va hacer 20 en Agosto, y yo, pues... 30 no tengo, tengo 42.
- Pues que bien se conserva, y no se lo digo para hacer la pelota.
- No ya, ya veo que lo dices sinceramente. Bueno, aquí están las cosas. Cambiaros y disfrutar de cada piscina. A la salida pasad por aquí de nuevo y seguiremos en contacto.
Rubén estaba hablando con los demás mientras el padre seguía hablando con Ruth. Se habían llevado muy bien, él era un buen chaval. Al único que no le había convencido era a Ángel, ya que tenía miedo de que le quitase a Ruth...
Rubén y el padre le dijeron que se lo pasasen bien y que iban a seguir con su trabajo.
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Así hicieron, ya estaban con los bikinis y bañadores puestos. La verdad es que no estaban nada mal. Se dieron un montón de chapuzones en todas las pisicinas. Se tiraban por cada tobogán, gritando en ellos, como locos. Rápido se les pasó el tiempo. Las 8 llegaron más rápido de lo que esperaban...
Salieron de la última piscina y se dirigieron a junto Rubén y el padre, hablaron un poco más con ellos. Le comentaron que Ruth y sus amigas estaban aquí de vacaciones, que a finales del mes regresarían a Galicia. Que habían llegado hace nada. Y que no había problema en quedar con Rubén algún sábado noche o cuando él estuviera disponible. Le dijeron que la casa de Brais y Lucía no quedaba muy lejos, y resulta que ellos tampoco vivían muy lejos, de hecho, tenían las casas más cerca de lo que se imaginaban. Ya estaba todo vacío, ya parecían empleados también. Porque allí sólo estaban los de mantenimiento limpiando y recogiendo. El padre estaba muy contento de que Rubén por fin estuviera haciendo amistades de chicos decentes... Porque siempre se juntaba con los peores del barrio. Ruth le dio su número, y le dijo que en ese momento no tenían sus móviles encima, pero que a la noche si le mandaba un mensaje ya lo guardaba.
Así entre tanta charla, iban a ser las 9. Lucía dijo que era hora de marcharse ya, que sino se le haría tarde. Se despidieron. Besos, choques de mano. Sonrisas, miradas. Ruth fue a junto Luci, se apartaron de los demás y le dijo: - Bebé, no necesito que me lo digas tú, a ti te ha gustado este chico, ¿eh?
 Y ella le contestó: - Pero Bubú, ¿qué dices? Se sonrojó toda.
- Te conozco muy bien, bueno, no. Pero no necesito conocerte mucho más para saber que a ti ese chico te ha gustado. Mírate estás toda roja.
Ya se habían puesto en marcha hacia casa, un poco más adelante que los demás.
- Para nada Bubú... Seguía toda roja.
- Deja de negarlo Bebé. En serio. Normal que te guste, esta todo buf, ¡eh! Se rió, y con ella Luci.
- Bueno, piensa lo que quieras... Siguió riendo.
- Vale, eso es que sí, y por mucho que me digas lo contrario, no te creeré. Ahora tengo que juntaros. Empezó a echar una enorme carcajada.
- Loca, que estás loca. Venga, espera por los demás. Que sino...
- Si, bueno, ahora da igual, estamos a 5 minutos de casa ya.
Esperaron por los demás. Se pusieron a recordar la gran nochaza y diazo que habían tenido. Diciendo tonterías, sonriendo como locos. Y así, llegaron a casa, pero ni Brais ni Luci habían llevado las llaves, y como dijera la madre, al final llegaron ellos antes, tuvieron que quedarse en la entrada esperando. Ángel se despidió de todos, y se fue. Pero Ruth se quedó sorprendida, ni un abrazo, ni un beso en la boca. Nada. ¿Qué pasó? Se paró a pensar, y lo entendió, ya se había puesto celoso de Rubén. Pero entonces le dice Brais: Tío, ¿y a Ruth la dejas así? Ella agachó la cabeza, porque si era que estaba celoso, no le parecía normal... Entonces Ángel se le acercó, la agarró por la cintura y le susurró: Levanta la cabeza princesa, que se te cae la corona. Le dio un beso en el cuello y le dijo que hablaban después de cenar si aún seguía despierto.
Al poco tiempo de marcharse él, llegaron los padres. Venían cantando, se habían ido a un karaoke, y estaban todos felices. Los chicos tenían hambre y sueño.
Entraron, decidieron pedir unas pizzas, y en media hora ya estaban listas. Se pusieron a cenar. Y cada uno se fue para su habitación. Antes de ir a dormirse, las chicas aún estuvieron cotilleando un rato de Rubén. Eran las 11, y a Ruth le apetecía llamar a Paula, la echaba de menos. Era la que le faltaba allí con ellas, a parte de Carla, pero habiendo pasado todo aquello, prefería no pensar en ella. Asique, probó suerte, cogieron el portátil, entraron en Tuenti y estaba ella conectada, pusieron la WebCam y empezaron a hablar. Paula ya estaba en cama, tomándose unas fresas con nata.
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- ¡Loqui! Que te echo de menos.
- ¡Loca! Que felicidad escucharte.
- Felicidad la nuestra hoy, que ha sido genial. Que pena que no estés aquí.
- Ya, calla. Que me das envidia... Pero..., ¿sabes? Tengo una sorpresa para vosotras. Dime, ¿no estareis en Salou, no?
- Sí, es aquí donde viven mis primos. ¿Por? ¿Qué sorpresa?
- Pues que resulta que mi prima se va a vivir para ahí, y que me dijo si quiero pasar las vacaciones allí. ¿A que es genial?
- Joder, ¡pues claro! ¿Cuándo vienes?
- Muajajaja, mañana mis amores.
- ¿QUÉÉÉÉ? ¿En serio?
- ¡Sí!
- Buah, pues que genial. ¿A que hora llegas?
- No sé, aún no sé. Al llegar me pongo en contacto contigo, jojo.
- Vale, me parece genial.
- Y a mí.
- Ya verás que gran sorpresa os tengo. Ah, por cierto, ya me ha dicho Carla que arreglasteis las cosas. Me alegro un montón de que le dieses una segunda oportunidad.
- Ya, espero que no me falle más.
- Y yo. Y bueno, cuéntame. ¿Qué tal estos días por allá?
- Puf, demasiada party. Mañana te lo contaremos en persona. Todo, todito. Ahora estamos muy cansadas y nos vamos a dormir, que sino, puf.
- Vale, boba. Me parece buena idea. Que ganas de veros y abrazaros. Puf, bueno, espero que descanseis. Nos vemos mañana, os quiero.
- Vale, y nosotras a ti. Un besazo. Chao.
Colgó y vio el móvil, tenía un WA de un número que no conocía: ''Hey maja, soy Rubén. Un besito'' Le contestó, le dijo que se iban a dormir, y que mañana hablarían. También le mandó otro WA a Ángel poniéndole: ''Bobito, que no podemos más, me voy a dormir, seguro que tú ya estás soñando conmigo, JAJA :3 Bueno, buenas noches, un besito. Nos vemos mañana''
Puso el móvil en silencio y se metieron en cama.
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 Aún tardaron en dormir, porque después de haber hablado con Paula, estaban todas emocionadas. Pero, esa noche descansarían mejor que nunca, ya que lo necesitaban. Al día siguiente Paula llegaría, tenían que verla, y además con ella se traía una sorpresa.
Estaban todas ansiosas de saber qué sería. No tardaron en quedarse dormidas.
El domingo había terminado. En apenas unos días lo habían pasado tan bien, que apenas se acordaban de los problemas que había en La Guardia, ni de los chicos, ni nada. Allí no había problemas ni nada, aquello era pura perfección.

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