Sigue la novela.

~Adri, Ruth y Ángel~

Tres pequeñas piezas de un círculo amoroso que nos llevan a su mundo. Que desencadenan una larga historia de amor. Amores prohibidos, amores equivocados, amores reales. Tanta lucha, tanto amor, tantos sentimientos. El orgullo, la distancia, los celos, las mentiras... Harán que Ruth pierda su cabeza, y no sepa que hacer con su vida amorosa. Echa un lío, no sabrá que hacer y acabará tomando decisiones equivocadas.#

jueves, 18 de octubre de 2012

8.- Una tarde de compras.~

Esa noche Ruth durmió mejor. Llevaba esos días con un dolor de cabeza impresionante, y la garganta la destrozaba, por las noches le faltaba el aire, no paraba de toser, y era estornudo tras estornudo. Pero esa noche por fin estaba mejor. Y pudo dormir de una tirada. Cuando se despertó eran ya las 11.45. No era una mala hora. Sonrió. Se tocó la frente, vio que por fin se despertaba sin fiebre. Y ya no le dolía nada. Gritó: Por fin, joder. Hoy podré salir de una vez. Ver a Álex, a ellas otra vez. Y con suerte no veré al cabrón de turno. Aunque en el fondo, ella, necesitaba verlo, tenía ganas de darle una bofetada, de decirle que sus promesas no valen nada. Pero también quería darle un abrazo, quería besarlo. Sentirlo a su lado...
Ruth se dejó estar en cama, escuchando música, hasta que Irene no la mandase levantarse. La madre no le abrió la puerta de su habitación hasta la hora de comer. Ya era la una y media, y Ruth tenía mucha hambre, esos días estando enferma apenas había comido, hasta parecía que había adelgazado. Pero ese día comió como nunca, tenía raviolis con salsa boloñesa, esa comida que tanto le gustaba. Al terminar los padres le dijeron que esa tarde se iban de compras al centro comercial ''Forever''. Ella quería ir, pero también quería estar con sus amigas. Antes de que su madre acabase de hablar Ruth empezó a protestar. Y la madre la mandó callar, le dijo que irían en el coche familiar, y que si hacía falta pues la madre conducía un coche y el padre otro para que ella se llevase a sus amigas. Entonces Ruth ya se puso a pensar en quien llevar.
Siempre se olvida de que Andre y Diego tienen coche, y que no necesitaban que los padres salieran con los dos coches. Llamó a Andrea, le comentó la idea de ir de compras y a ella le pareció genial. Luego se lo comentó a Carla, por si quería avisar a Diego, y dijeron que vale. Asique, empezó a hacer cuentas. En el coche de Andrea podían ir 4 más, y en el de Diego 3. Asique, habló con las chicas para ver quien vendría. Ana se apuntó rápidamente, tan rápido que al acabar de comer ya bajó a casa de Ruth, a las 3. Mónica y Paula dijeron que no había fallo, que a las 4 estarían en su casa. Entonces Ruth le dijo a Pau que podía traer a sus amigos. Y también avisó a Raúl y a Álex. Había sitio para todos, en el coche de Andre iban a ir Santi, Damián, Paula; con Diego vino Óscar y Adri, asique fueron en su coche Ana y Carla. Y en el coche de los padres entrabamos 5 y fueron  Moni, Raúl, Álex y Ruth. Habían quedado en verse directamente en el centro comercial a las 4.30 Excepto los que iban en el coche de los padres, que tenían que estar en casa de Ruth alrededor de las 4, porque aun era un buen trayecto. Así fue, todos fueron puntuales. Montaron en el coche, y Ruth metió su pen drive en el reproductor, Melendi a todo volumen durante todo el camino. 
Se les hizo cortito entre bromas, y cantar. Llegaron y allí estaban todos.  Ruth no sabía que Adri también iría. Se le dio un vuelco al corazón. Ya no le gustaba tanto la idea de tener que pasar la tarde con él cerca..., le preguntó a Carla que hacía allí, y quién lo había invitado. Carla le dijo que no viese para ella,que no era su culpoa, que había venido con Diego. A ella tampoco le hacía mucha ilusión, pero es que Diego y Adri se habían hecho grandes amigos... Parecían como hermanos. Ruth le dijo que no pasaba nada. Que habría que aguantarse. Pero el brillo de sus ojos ya no eran el mismo, y Carla le dio un abrazo. Y se fueron todos para dentro.

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 Les esperaba una tarde de compras, de ver ropa, de probar ropa, de ver accesorios, de comprarse lo mejor. Los padres de Ruth le dijeron que aprovechase, que hoy podría comprarse de todo. Ruth ya estaba feliz, tenía ganas de renovar su armario. Las rebajas habían empezado, era verano. Mejor tiempo imposible para renovarlo. Y así fue, recorrieron todas las tiendas, una por una. Sin dejarse ninguna, y Ruth compró de todo.
La primera tienda en la que entraron fue en la de Stradivarius, a Ruth le encantaba esa tienda, ahí se compró más de una camiseta, y algún short...


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Las demás también se iban comprando alguna que otra camiseta, y coincidieron con los shorts. Eran preciosos. Siguieron de tienda en tienda. Ruth quería llegar a la de deportes, necesita unos tenis nuevos, comprarse un skate, y algún spray nuevo, porque se estaba quedando sin ninguno. Asique, eran rápidas y no se paraban mucho en las tiendas que no les gustaban la ropa, ni los accesorios. Las chicas buscaban también unas gafas de sol, para ponerse todas divinas... Después de entrar en unas 10 tiendas, y que los chicos también se comprasen alguna que otra camiseta con la ayuda de las chicas, por fin llegaron a la tienda de deportes. Ruth buscó unos tenis de su estilo y un skate. Pero con lo que se encontró primero fue con los sprays, estaban súper económicos, asique se llevó 10 botes, que le costaban a la mitad de precio. Siguió andando, y se encontró con unos skates preciosos, se decantó por uno que tenía una pluma dibujada, era preciosa, le encantó. Y sin duda, lo compraría también. 
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Sólo le faltaban los tenis, y allí encontró unas Vans perfectas para ella. Eran diferentes a todas las demás, le habían encantado.
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Ruth ya estaba más contenta que nunca, se había comprado todo lo que necesitaba. Excepto las gafas de momento. Las chicas estaban flipando con la compra que había hecho, y le dijeron que ya les prestaría de esa nueva ropa. Ruth les dijo que sin problema.

Les entró el hambre a todos, y se fueron a una tienda de gominolas, y compraron muchas chuches. Y siguieron con las compras.  Las amigas querían comprarse las gafas, era lo último que cogerían, y así fue. En una tienda había unas que les gustaron, y se las compraron, pero a Ruth no les gustaba ninguna, asique quiso ser la excepción, y no se compró ninguna. Ella había encontrado otra cosa mejor, algo que le daría más uso, y sólo quedaba uno. Era un short, un short que era perfecto para combinar con las Vans que había cogido antes, y sin pensarlo, también lo compró. Tenía ganas de que fuese el día de estrenarlo. Y ese día sería mañana, ya era sábado, y ya podía salir a disfrutar como siempre. Tenía ganas de un sábado como el anterior. Quería repetir ese planazo en la piscina, pero sin Adri.
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Fueron pasando las horas. Los chicos a pesar de que no les gustaban ir de compras, se lo estaban pasando bien viendo los modelitos que se probaban las chicas. Haciendo comentarios tontos cada vez que se metían en los probadores. Más de una vez se colaron con ellas para ayudarlas con la ropa. Aun fueron risas. Pero la tarde estaba llegando a su fin. En nada sería hora de recogerse e irse para casa. Hubo un pequeño detalle en el que sólo se fijó Ruth. Y es que Adri no dejaba de ver para el móvil. Y Álex, estaba algo raro con ella. No sabía que pasaba entre ellos. En un pequeño instante, después de toda la tarde, Adri y Ruth se cruzaron la mirada, fue extraño, casi saltaban chispas entre ellos. Ambos necesitaban hablarse. Pero esta vez, Ruth estaba totalmente cabreada con él. 

Estaban saliendo ya del centro comercial, las chicas esa tarde habían ignorado un poco a los chicos, asique, para complacerlos, le dijeron que podían ir a donde quisieran ellos, pero ellos dijeron que estaban bien con ellas, y que no necesitaban ir a ningún sitio. Ruth entonces fue a junto Álex, le dijo que tenía la pequeña impresión de notarlo distante, que a lo mejor era cosa de ella, pero quería saber que le pasaba. Él no le contestó, le dio un abrazo y le dio su móvil, le dijo que viese los últimos sms que tenía, y se quedó perpleja. Eran de Adri. No se lo creía. ¿Qué coño? Gritó ella. Y Álex le dijo, shhh... El primer mensaje ponía esto:
A ver Álex, tú a mi ni me caes bien ni me caes mal, me han contado que te has reencontrado con Ruth, y que parece ser que entre vosotros puede que llegue a haber algo más que amistad. 
Álex le contestara lo siguiente:
 Mira Adri, no te conozco lo suficiente, pero por lo que me ha dicho ella, no te la mereces. Si eso es lo que insinúas. No creo que tengas posibilidades con ella. Si la intentas enamorar, no debes jugar. Y eso es lo que haces. Así no ganas chaval.
La respuesta fue:
No estoy jugando, no sé lo que quiero aun, pero creo que la quiero a ella. No me gustaría perderla. Pero yo soy así. Y la quiero para mí. Y si tú estás en medio, no puedo progresar.
Álex fue breve y conciso:
Si la quieres demuéstraselo con hechos no con palabras. Perderla está en tus manos, ganarla también. Sólo decirte, que yo no me voy a aparte porque no la pienso perder tan fácilmente.
Al leer Ruth ese SMS le dio un besazo tremendo a Álex, sabía que como él no había ninguno. 
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Después de tanto tiempo, estos pequeños detalles lo convertían en alguien más especial aun.
Adri había visto eso. Y entonces le dijo a Diego de irse para el coche los dos. Ahora Ruth entendía todo, claro, Diego era el que le había contado todo. Pero dio igual. Mejor así. Ella siguió leyendo los mensajes quedaba uno, la respuesta de Adri:
No te preocupes, sé lo que tengo que hacer y como tengo que hacerlo, asique. Será mía, tarde o temprano. Estamos hechos el uno para el otro. 
Justo terminó de leerlo cuando vibra el móvil *Bandeja de entrada, Adrián*
Ella le dijo a Álex que había llegado un SMS de él, y se pusieron a leerlo los dos juntos:
Recuérdalo, ella será mía, antes o después. Somos iguales, aunque ella piense que no. El destino hará que acabemos juntos.
Ambos estaban con cara de flipe. Se quedaron sin palabras. Y él le dijo: Bah, el destino, otra tontería más, cada uno hace su destino, y yo voy a hacer que mi destino sea siempre contigo. Y la abrazó. En eso llegaron los padres de Ruth y dijeron, parejita, es hora de marchar, vámonos, si quiere puede quedarse tu amigo a cenar en casa, y nos lo presentas, eh. La madre le guiñó un ojo. Estaba siendo la mejor madre, y Álex le dijo que no se molestasen, que no era necesario, y el padre reprochó: Chico, no digas que no cuando la jefa dice que estás invitado, no lo rechaces. Y Ruth vio para Álex, se separó un poquito y le dijo con voz de niñita: Venga, vente, así los conoces. Al final aceptó. 
Todos se fueron para los coches. Y cada uno para su casa. Mañana ya hablarían y ya verían que hacer, era sábado, lo más seguro es que irían al puerto, y luego a la playa de al lado. 
La familia llegó a casa, Álex estaba algo nervioso, ya parecía ser el novio de Ruth, a él esa idea no le desagradaba, pero no quería precipitarse.
Pasaban de las 9 cuando llegaron a casa. Álex no le contestó a los SMS de Adri, y no tenía pensado hacerlo. Ruth esa tarde había ignorado por completo el móvil, de hecho se le había quedado en el coche. Cuando llegaron a casa y se dio cuenta, bajó a cogerlo. Lo vio, tenía 7 llamadas perdidas, y 3 SMS, y ¿cómo no? Era de Adri todo. El primer sms: Ruth, por favor, necesito que hablemos. La había recibido a media tarde. El segundo: Vaya, parece que no tienes el móvil contigo, o me estás ignorando. En serio, cuando me leas, contéstame. En serio. Quiero hablar contigo. 
Ruth se reía, Álex estaba con ella leyendo, tirados los dos en el sofá. Esperando la cena, pero aún faltaba muuuuucho... Y por último, el tercer sms: Joder, Ruth. No puedo ver como todo esto se queda en nada. Aparece él y yo ya no existo. Te quiero tía. Y necesito demostrártelo en persona. No quiero perderte. LO SIENTO. 
A Ruth se le aceleró el corazón. No sabía que pensar. Sabía que si hablaba con él, que si le daba un abrazo, volvería a caer. Y luego le volvería a hacer lo mismo. Álex le dijo una cosa, que se dejase llevar, y que con el tiempo, dejase su promesa del año a un lado, e intentase algo con él. Ella estaba hecha un lío, le dijo que vale. Que a ver, que más adelante vería como iban las cosas. Se dieron otro abrazo. Y se quedaron así esperando la cena. 
Los padres no lo conocían mucho, pero les había caído bien. Eso ya era un pequeño puntazo. Aunque en el fondo, a la madre, le había gustado más Adri. Y será un pequeño detalle que hará confundir a Ruth. 
Ya empezaba a llegar el olor de la comida al salón. Ruth y Álex empezaban a tener hambre, deseaban que llegase la comida a la mesa. De hecho, ya se habían colocado en sus sitios. Y al poco rato, ahí estaba. Habían hecho pizza. Estaba riquísima. Ruth le contó quien era el chico, que ya se conocían de antes, y estuvieron contando anécdotas y chistes, mientras veían la tele. Fue una cena amena. Pero llegaba la hora de despedirse, ya que Álex tenía que irse. Por suerte, él tenía moto, y la había dejado aparcada en frente a casa de Ruth. Asique, se despidió con calma. Le dijo A Ruth que mañana se volverían a ver, le dio un beso, le dio las buenas noches a los padres y se fue.
Ruth tenía una sonrisa espléndida, y un brillo de ojos muy bonito. Los padres le dijeron que parecía un buen chico. Y que estaban esperando a poder tener un yerno en la familia. Ella le dijo que tuviesen calma. Y ellos le dijeron que no tenían prisa. Ruth se despidió de ellos también. Estaba cansada. Cogió la ropa de dormir, se fue al cuarto de baño, se dio una ducha rápida, y al terminar se fue para cama. Tenía ganas de desconectar. De dormir, de descansar.  De pensar en todo lo que estaba pasando. De soñar con Álex.

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En tan sólo una semana, su vida estaba cambiando por completo. Y lo que Ruth no se esperaba es que esa noche no soñaría con él, sino con el otro. Y que al día siguiente llevaría una sorpresa que le haría llorar, y hacerse más líos en su cabeza. Esa noche no iba dormir tan bien como ella esperaba, la mañana siguiente, sería especial, o no tan especial...

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